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Abril 2013
Edición No. 290
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raul sifuentes

Por un verdadero rescate de Torreón




Manuel Padilla Muñoz.

Todo mundo sabe, porque lo he pregonado repetidamente, que he sido un promotor del voto nulo. Primero, porque los partidos políticos han sido secuestrados por grupos de pandilleros que los utilizan no para ejercer la democracia sino para enriquecerse rabiosamente con el dinero del pueblo y gozar de impunidad (Humberto Moreira es el mejor ejemplo).

En el municipio de Torreón se presenta este año una situación inédita en la sucesión del gobierno municipal. Los torreonenses hemos conocido ya la alternancia de partido en el gobierno municipal. Desgraciadamente esa alternancia ha sido peor cada vez. Jorge Zermeño fue el primero en derrotar la hegemonía del PRI; se le considera un alcalde bueno, así a secas.

Luego, el PRI recuperó el poder y un solo trienio después lo perdió nuevamente con el ascenso de Guillermo Anaya, sucediéndolo su correligionario José Ángel Pérez que, por sus yerros y mal gobierno, fue recuperado por el priista Eduardo Olmos Castro. La mayoría de estos últimos han sido considerados de malos a peores.

Con el lema de “Recuperemos Torreón” llegó Eduardo Olmos Castro que, en efecto, recuperó Torreón de la pandilla panista y lo entregó a su propia pandilla que ha resultado más desastrosa. Ha llegado a tal grado que perdieron la prudencia y llegaron al cinismo en el saqueo al erario público del municipio.

Hasta hace unos 20 años, la ciudad de Torreón estaba considerada entre los diez primeros lugares de las más importantes ciudades de México; hoy, estamos muy lejos de esa categoría. Torreón está destrozado. Pésimos servicios públicos, el alumbrado público pésimo, lo mismo que el pavimento de nuestras calles como nunca se habían visto; el suministro de agua potable es malo; tenemos agua solamente para los próximos 10 años y de muy mala calidad, con arsénico, mientras que el Simas, sumido en la corrupción por quien fuera el contralor, Mario Cepeda Villarreal, está en quiebra.

Y así, sería largo enumerar las fallas de esta mala administración municipal priista que consideran los mismos militantes del tricolor que los actuales funcionarios son los mejores promotores del voto para los partidos opositores. A ese grado estamos.

Sin embargo surge una pequeña luz de esperanza para recuperar, verdaderamente, a nuestra ciudad. Hoy, el panorama político resulta revelador. Y, en efecto, dice más que las palabras.

En los últimos meses del año pasado, el gobernador Rubén Moreira “destapó” a su candidato: Miguel Ángel Riquelme. O sea, lleva cinco meses de campaña violando la ley, con mantas publicitarias en las casas de sus “promotores” priistas mediante los cuales se reparten despensas y leche asegurando que es gracias a la “magnanimidad “ de su candidato.

Riquelme inició en las encuestas con 28 puntos de preferencia y ahora sólo tiene 18; es decir, ya llegó a su climax publicitario y va en picada. “Cualquiera, menos Riquelme”, nos dicen muchos priistas que se sienten agraviados y resentidos por la imposición del gobernador. Y les aseguro que no son pocos.

Miguel Riquelme es mal candidato. Para ganar necesita el apoyo total y económico de Rubén Moreira, su patrón. La presidencia municipal cuesta entre 40 y 60 millones de pesos. Riquelme, aunque ahora millonario, no los tiene. Necesita del dinero del gobierno del estado y ello provocará que se convierta, una vez más, en una elección de estado, clásica del PRI.

El panista Jesús de León Tello, el más fiel representante del llamado Prian, es el peor de los candidatos. De palabra presume de panista pero en malas mañas es peor que los priistas. ¿Podría explicarnos en pago de qué favores recibió de Enrique Martínez un fiat notarial cuando fue diputado local y se ostentaba como de oposición?

Impuesto como candidato por el senador Guillermo Anaya Llamas en una elección no muy clara sino con marcados signos priistas, dejó en la banca a Jorge Zermeño, que la gente de Torreón lo recuerda como buen alcalde; sería un excelente candidato. Igualmente, hemos escuchado a muchos panistas decir: “cualquiera, menos De León Tello”.

En esta coyuntura política inédita, surge la presencia de Raúl Sifuentes Guerrero quien será postulado por el Partido Socialdemócrata y otros de la llamada izquierda aunque más parece de la sociedad civil. La planilla se integrará con, cuando menos, la mitad de los candidatos a regidores de los de “sin partido”. Será esta fórmula el preámbulo de las candidaturas ciudadanas que empezarán a funcionar en Coahuila en el 2017.

Raúl Sifuentes Guerrero no es un improvisado en la política coahuilense. Siendo secretario de gobierno en la administración de Enrique Martínez y Martínez, su función principal era mantener el orden, la paz y tranquilidad en el estado. Así lo hizo y en forma muy efectiva. Durante los seis años de Enrique Martínez y Raúl Sifuentes, el estado vivió un período de paz social, tranquilidad y progreso.

Desgraciadamente, llegó Humberto Moreira y le abrió las puertas al crimen organizado, y de aquella paz, todo se volvió en violencia armada en las calles, de muertes de miles de coahuilenses, muchos de ellos víctimas inocentes, secuestros, extorsiones, hasta llegar a que el crimen organizado rebasara al gobierno estatal y nos dictara las normas de conducta social. El infierno que aún vivimos, pues.

Durante la administración de Enrique Martínez y Raúl Sifuentes, la deuda pública del estado de Coahuila estaba en ceros. Fueron suficientes seis años del moreirato para que llegara a los ¡35 mil millones de pesos! Ese dinero de los coahuilenses no se justifica en obras y los culpables se encuentran viajando por el mundo derrochando el dinero robado. Humberto Moreira “estudiando” en España y Javier Villarreal en Estados Unidos con total protección e impunidad.

¿Queremos más de lo mismo? más corrupción, más impunidad, menos obras, menos de todo. Para pagar la megadeuda, las próximas cinco administraciones estatales no tendrán dinero para obras sociales.

El surgimiento a la arena política de Raúl Sifuentes es de tal dimensión que, aún sin iniciar campaña política, pues ésta empieza el 4 de junio, ya encendió los “focos rojos” en el equipo más cercano de Miguel Riquelme.

Todavía más, dejemos volar la imaginación, que bien puede ser realidad, una fórmula integrada por Raúl Sifuentes como Presidente Municipal y Jorge Zermeño Infante como Primer Regidor, sería triunfadora desde ya. ¿Difícil? En todo caso Astrid Casale, esposa de Zermeño, como primera regidora. Cuidado.

Pero si llegara a ganar Miguel Riquelme, el tesorero sería el actual contralor municipal Lauro Villarreal, es decir, actualmente el verdadero alcalde de Torreón. Repetiría con Riquelme. Torreón no necesita de los mismos pillos. Necesita de torreonenses que le cumplan a la ciudadanía. Así de sencillo.

Una visión futurista no muy lejana de la realidad nos permite visualizar que Monclova, Saltillo y Torreón los perderá el PRI. Ahora la votación bajará considerablemente, por la carencia de buenos candidatos. En la última elección municipal votó el 52 por ciento del padrón electoral. Rubén Moreira le prometió en su tiempo a Peña Nieto 800 mil votos y muy apenas le aportó la mitad. Esta vez será peor.

Afortunadamente, en Torreón, la sociedad civil y las izquierdas, tienen en Raúl Sifuentes Guerrero, un candidato de lujo.

 
 
 
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